domingo, 17 de febrero de 2013

El retorno del rey

Sebastián era desde su nacimiento rey de Portugal por la muerte de su padre y de su abuelo, Juan III.
Su madre, Juana de Austria, al quedar viuda, decidió regresar a Castilla, junto a su Hermano el rey Felipe II y abandonar Portugal, dejando a su hijo al cargo de la abuela del pequeño, la reina regente. Así que el pobre Sebastián creció con corona, pero sin padres ni salud, en una época de guerras entre turcos y cristianos.
Poco después de alcanzar la mayoría de edad, y a pesar de no tener hijos ni heredero, inició los planes para organizar una gran cruzada contra Fez -tercera ciudad de Marruecos, después de Casablanca y Rabat-

El ejército portugués, compuesto por gran parte de la nobleza portuguesa, entró a Marruecos desoyendo los consejos tanto de su tío Felipe II como de sus propios comandantes, quienes le aconsejaron desistir. Sebastián inició la marcha hacia las líneas enemigas, quienes estaban acantonadas en Alcazarquivir (Ksar el-Kabir). El ejército portugués fue masacrado, sufriendo un gran número de bajas a causa del calor que tuvo que soportar la infantería marchando bajo sus corazas a pleno sol.
El rey Sebastián murió en la batalla y gran parte de la nobleza portuguesa cayó prisionera, por cuyas vidas se exigió un gran rescate, lo que acabó prácticamente con el tesoro de Portugal. Felipe II reclamó para sí, entonces, la corona de Portugal, por haber desaparecido su sobrino sin sucesor.

No encontraron el cadáver del joven rey pero dieron por suyos unos restos irreconocibles con nobles ropajes, que fueron enterrados en el monasterio de los Jerónimos de Belém, en Lisboa. Aquel día nace la leyenda de El pastelero de Madrigal.
Todo comienza cuando el joven Gabriel de Espinosa, de oficio pastelero, era detenido en Valladolid por llevar consigo joyas valiosas que le había dado Doña Ana de Austria, monja del convento de Madrigal de las altas Torres. Doña Ana de Austria (ingresada a la fuerza en el convento por su tío Felipe II) había contraído matrimonio secreto con Gabriel de Espinosa, al que reconocía como su primo desaparecido, y ambos habían tenido una hija (Clara Eugenia).
Gabriel Espinosa narra los hechos al ser detenido: su derrota en Alcazarquivir; su vergüenza; su "promesa" ante el Santo Sepulcro de vivir 20 años sin volver a su condición de rey, en reparación por el daño causado a su país; su reencuentro con su prima, su confesor; y su boda secreta.

Al pastelero preso le llegan cartas de doña Ana y de Fray Miguel, antiguo confesor del Rey don Sebastián de Portugal. Ambos le dan tratamiento de Majestad. Desde entonces el juez Santillán, se dirigirá al pastelero, durante el proceso, dándole ese mismo tratamiento. Santillán pide a Felipe II que envíe a alguien a identificar al preso, pero el rey se niega y El Pastelero de Madrigal es condenado a muerte y descuartizado. Su confesor Fray Miguel de los santos es también ejecutado; en Madrid; después de confesar públicamente en el patíbulo, antes de su ejecución, que el preso de Madrigal era el rey don Sebastián de Portugal.
Baste advertir al lector despistado, que si Felipe II hubiese reconocido a su sobrino habría tenido que devolverle la corona de Portugal, que ostentaba desde su desaparición en Alcazarquivir.

¿Qué tiene que ver esto con el fútbol?: mucho. Porque sin politizar el fútbol que es sólo deporte, sin embargo la historia nos deja enseñanzas que aplicar a la vida (y el fútbol es vida). 
El Madrid ha perdido la liga, pero ha vuelto dispuesto a reconocer los errores y a ganar otras “batallas” desde la humildad y el esfuerzo. La vida es cometer equivocaciones y aprender de ellas.

No se si Gabriel de Espinosa era realmente el rey Don Sebastián, que vivía como pastelero avergonzado por la derrota, la matanza y la ruina económica en que había sumido a su país; pero el Proceso de El Pastelero y los 3 escritos del Papa de la época confirmando su identidad, creo que son pruebas suficientes para afirmarlo, y lo que es más importante: la historia de este joven rey nos ha dejado grandes enseñanzas que hemos aprendido. Véase el 2-0 de hoy del Real Madrid con 1 jugador menos. Ser madridista no es ganar o perder de blanco: es una actitud, ante la victoria y ante la derrota; pero sobre todo ante cada reto. Esfuerzo, prudencia, valentía, humildad, ímpetu, honor, ... Son virtudes que en el Madrid tratamos de aprender y vivir poco a poco. Haciéndolo bien y a veces confundiéndonos, el Real Madrid vuelve siempre.

Os animo a leer el libro de Remedios Casamar, “Las dos muertes del rey don Sebastián”. Os dejo el link.
http://www.casadellibro.com/libro-las-dos-muertes-del-rey-don-sebastian/9788460549833/702152

También podéis leer el proceso en el Archivo Nacional de Simancas, con todas la declaraciones de los protagonistas. (Fue declarado como materia reservada y secreto de Estado por el duque de Lerma el 23 de septiembre de 1615 con lo que no pudo ser investigado hasta que se levantó el secreto a mediados del siglo XIX).

La felicitación de hoy es para mi padre: por investigar y enseñarme está preciosa historia.

El agradecimiento es para Diego López: porque ha introducido serenidad, humildad y unión en el vestuario del Madrid, tan lleno de jóvenes impetuosos – auque de buen corazón -. Y para los lectores de Bernabéu Minuto 90: hemos tenido 3000 entradas en un par de meses. Somos pocos pero queremos y podemos cambiar el mundo...

El viaje recomendado es visitar el Convento de Madrigal de las altas Torres (Ávila) donde tiene lugar toda esta historia.

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