Estos días he leído por encima, vidas de alpinistas.
Los grandes alpinistas son gente de otra pasta. Aprecian la belleza de tal forma, que desarrollan un afán de superación incomparable al de otros deportistas. Incluso experimentan un profundo cambio, en su forma de entender la vida humana, tan frágil e insignificante, frente a la inmensa y aparentemente eterna Naturaleza.
“Me gustaría morir en la montaña”, decía el montañero Pablo Domínguez Prieto. Y así falleció en el Moncayo, el 15 de febrero de 2009.
Yo no tenía ni idea, pero por lo visto, para subir un 8.000, subes una cota de 5.500 y al día siguiente debes bajar a un “campo base” de 4.800 para aclimatarte. Al tercer día, lo mismo: subes a 5.800... y, al día siguiente, debes bajar unos metros para aclimatarte. Así, hasta la cima.
Esas pequeñas bajadas forman parte del camino hacia la cima.
Sin embargo, lo que en alguna disciplina, como el alpinismo, nos parece evidente, en otras disciplinas, no es así. En ocasiones, el ser humano se muestra ignorante e implacable con quien retrocede hacia el “campo base”.
Yo lo veo muchas veces en los clientes que vienen tras un divorcio en busca de la nulidad eclesiástica.
En los matrimonios son necesarias, a veces, pequeñas bajadas para poder ascender a la cima. Un cónyuge que desciende hacia el “campo base” (por estar en el paro, caer enfermo, engordar unos kilos, o sentir cierta inseguridad de cualquier tipo); no es más que un alpinista, que necesita aclimatarse.
Ni las mujeres, ni los hombres, somos máquinas de prosperar por muchos libros de autoayuda que se vendan en el mundo. No todo es cuestión de voluntad, y de tácticas de ventas o liderazgo.
En ocasiones, es mucho más sencillo que eso. Un alpinista no puede subir un 8.000 "del tirón", ni un submarinista puede hacer grandes inmersiones "del tirón".
Aclimatarse es necesario porque somos seres humanos.
Los que están casados, no pueden pretender que sus cónyuges estén siempre en continua ascensión. Los que trabajan no pueden pretender que su carrera profesional esté siempre en continua ascensión.
Hay veces, que necesitamos bajar al "campo base". Y, ese descenso, forma parte de la ascensión a la cumbre.
¿Qué tiene que ver esto con el fútbol?: muchísimo.
El Madrid ayer jugó un partido feo y sin ocasiones. Y el Atleti no fue capaz de ganar a un Real Madrid descafeinado. Al final: Atlético de Madrid 1-2 Real Madrid.
El Madrid y el Atleti tratan, como muchos equipos, de escalar varias cimas (Copa, Liga, Champions) a lo largo de la temporada.
Nadie debería sentirse defraudado, ni triste, porque su equipo no avanza siempre, en continua ascensión. Es indiferente cuánto cobren o contra quién se enfrenten, porque no hay adversario pequeño ni montaña predecible.
Parece que soy del Atleti y estoy justificando una derrota en lugar de celebrar la victoria de mi equipo. Pero es que tengo familia y amigos muy atléticos, que hacen que, alegrándome de la victoria del Madrid, sienta de corazón la derrota del Atleti.
La felicitación de hoy es para los esposos PACIENTES, los padres PACIENTES, los amigos PACIENTES, y los empresarios PACIENTES. Bajar al campo base forma parte de la ascensión a la cumbre que nos hemos propuesto y no tienen nada que ver con desistir o empezar el descenso definitivo. Pero hemos de ser pacientes con nosotros mismos y con aquellos que nos rodean.
El agradecimiento es para Raúl por su ayuda en el tribunal. Gracias Raúl: yo sí que me sentí en descenso definitivo ¡hasta que me ayudaste! :)
El viaje recomendado es la cima de una montaña. ¿Cómo? Empezando la “operación bikini” poniéndonos una cima en la báscula o simplemente viendo alguna de estas películas:
“Límite Vertical” (espectacular film de decisiones límite)
“La ultima cima” (un largometraje distinto y sorprendente, si le das la oportunidad)
Os dejo una foto de Pablo Dominguez (03/07/1966 - 15/02/2009) y otra de "Límite vertical"
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